sábado, 8 de diciembre de 2012

Comentarios Personales: Ética del Cuidado

ÉTICA DEL CUIDADO

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COMENTARIOS


  • Zahira Vargas G.
El acto de cuidar a los demás responde a un llamado primitivo de supervivencia de especie, “cuidarnos unos a otros para sobrevivir y seguir existiendo”; este acto se ve sostenido por cinco pilares, los cuales son compasión, competencia, confidencia, confianza y conciencia que son propios de nuestra disciplina. En el caso que nos correspondió analizar se involucran de una u otra manera estos 5 constructos, pero prima el que dice relación con la confianza.

Cuando una persona decide otorgar confianza en estos casos corresponde a que esa persona está decidiendo confiar en los cuidados que como profesional puedo entregarle, pero también tiene que ver con la relación que se establece entre las diferentes personas que forman una comunidad. Prima en este caso, pues es transversal a los objetivos que se trazan y las intervenciones que servirán tanto para prevenir complicaciones como para tener una mejor calidad de vida con el entorno. Más concretamente, es esencial en este caso la confianza que tenga Graciela con su familia y, en especial, con su madre. Lo correcto para el profesional sería dar aviso de la situación, pero eso violaría la confianza que la paciente deposita en él y, además, no soluciona nada, por lo que es importante pensar antes de actuar y poner en la “balanza” la norma legal y lo que necesita el paciente y decidir en base a la propia ética profesional tratando de no pasar a llevar la norma legal.

  • Daniela Jofré F.
El ser humano es un ser único e irrepetible, es por esto que al tener contacto por primera vez con una persona es fundamental realizar una completa valoración de la situación que se presenta como también de sus valores, creencias, y  forma que  enfrenta el día a día. Lo que será muy útil en la comprensión de los hechos, a pesar que no estemos de acuerdo con ellos.

Los constructos éticos como la compasión, competencia,  confianza y confidencia son propios de nuestra labor y fueron desarrollados según el caso anterior.

Donde el principal constructo involucrado era la confianza, el que es fundamental mantener y consolidar, entre madre e hija, en la pareja, y entre  el profesional y el paciente. Si en este caso el profesional de enfermería  actuara normado por la ley lo correcto seria informar  a la madre sobre el estado de salud de su hija, pasando a llevar  la petición de la menor de mantener la confidencialidad de su estado de salud. De este modo, la toma de decisiones estar directamente relacionada con los principios éticos del profesional.

  • Jocelyn Milla C.
En muchas ocasiones hemos aprendido a través de la teoría lo que conlleva el acto de  cuidar y lo importante que este acto puede llegar a ser en nuestra práctica profesional. La ética del cuidado, es un constructo teórico-básico, fundamental en nuestro quehacer profesional que resalta la relación humana-emocional entre pacientes y nosotros como futuros profesionales de enfermería.

A través de un caso clínico, se pudo evidenciar de mejor manera como aplicar los constructos éticos del cuidar, ya que dentro de los profesionales de la salud, muchas veces se omiten, no por una falta de ética profesional sino que al profesional le resulta muy difícil quizás visualizarlos en el momento y aplicarlos de una forma más detallada, así lo podemos ver en muchas ocasiones, por ejemplo: en los médicos, que solo se dirigen a la parte fisiopatológica, olvidando muchas veces la parte humana de los pacientes. Por lo tanto, es
fundamental que desde ya apliquemos los constructos éticos como una forma de optimizar y afianzar la relación con nuestros pacientes, para que así nos permita de mejor manera satisfacer sus necesidades básicas como persona integral, entregar cuidados de calidad y óptimos, no tan solo utilizando una técnica perfecta, sino que una atención humanizada.

  • Fernanda Pérez J.
La ética del cuidado comprende el mundo como una red de las que deriva el cuidado propio y de las personas que se encuentran a nuestro cargo como una responsabilidad personal y social. Al interactuar con cada paciente debemos reflexionar invariablemente en nuestros preceptos y conceptos, nuestro trato hacia ellos debe ser con respeto a sus derechos humanos, acompañando de nuestros principios morales. La honestidad y el respeto hacia nuestros semejantes son fundamentales para mantener relaciones interpersonales satisfactorias y enriquecedoras. La Ética comprende un universo de conceptos morales, de integridad y de respeto hacia nosotros mismos. Por tanto, la ética refleja el resultado de siglos de evolución y desarrollo en el ser humano, el entendimiento y reflexión hacia el respeto al derecho ajeno.
Debemos tener presente siempre los constructos éticos:

Compasión: como fuente de acción para la realización del cuidado, conmovernos con al realidad del otro con una mirada de superación y de devolver o ayudar a recuperar las herramientas perdidas para su independencia.

Competencia: mantener las competencias profesionales propias de la disciplina siempre presentes, pero también las competencias interpersonales para la realización de un trabajo en equipo dinámico.

Confidencialidad: mantener el secreto o la privacidad de las personas sobre las cuales ejercemos el cuidado
Confianza; mantener un lazo comunicacional, afectivo y dinámico con las personas que cuidamos, en la crisis que constituye la enfermedad se requiere de un confesor, este principio va ligado fuertemente a la confidencialidad, debemos ser el odio amigo que escucha, aconseja y no juzga a las personas.

Conciencia; plena conciencia de nuestro rol en lo profesional, en lo humano y en lo social, y de como nuestras acciones en el cuidado de otro pueden perjudicar o favorecer su vida.

Teniendo en cuenta los pilares de la ética del cuidado (los constructos) podemos realizar un cuidado consiente en el otro, no mecanizado y especializado acorde a las necesidades de  la persona atendida, logrando así un cambio en su estilo de vida, pudiendo trascender con él/ella. 

  •  Betzabeth Fuentes H.
La ética del cuidado se basa en el querer recuperar la importancia de las dimensiones emotivas y los sentimientos, de las relaciones y del interés, en la vida moral. Cosa esencial o primordial tanto para la disciplina enfermera como para el día a día de cada uno.

La gestión del cuidado, si bien nos da la autonomía como profesional no debe ser algo mecánico; por el contrario esos cuidados holísticos que podemos otorgar deberían ser adecuados según las necesidades y al contexto de cada persona que se tenga que atender.

Por esto es que hay que rescatar los constructos del cuidado, esos que determinan los valores que una enfermera e inclusive cualquier persona podría cumplir. No sólo nos ayudan en el quehacer de la profesión sino que también, nos ayudan en la deliberación de los conflictos que se pueden generar.

Por tanto, es importante que se utilicen los principios o constructos éticos de la ética de la mujer o del cuidado y así; fomentar el cuidado humanizado, la confianza y relaciones armónicas con las personas atendidas, personal y de nuestro entorno. 


  • Andrea López N.
En el ejercicio profesional se necesita tener virtudes y principios que no se entregan en un aula, ni en una sala de hospital. Se necesitan aquellas competencias humanas que se desarrollan a lo largo de la vida y que son integradas a nuestro ser y quehacer profesional de acuerdo a las experiencias de vida y principios éticos y morales  que nos gobiernan. Es a partir de esto que es nuestro deber desarrollar virtudes que brinden una atención de calidad, integra y holística, estas son:

Compasión: Es la virtud de interiorizar él padecimiento de otro ser humano y de vivirlo como si se tratara de una experiencia propia.

Si uno se compadece del sufrimiento del otro no se queda sin realizar alguna acción para apaciguar el dolor del prójimo, y se realiza toda acción que se este al alcance para cambiar esta situación y brindar apoyo a la persona basado en acciones .

Competencia: Sólo es posible cuidar adecuadamente a una persona desde la competencia, desde el conocimiento de las personas a nivel global, en todo aspecto y dimension. La competencia profesional exige un profundo conocimiento de su  disciplina y le exige capacitarse y formarse continuamente

Confidencialidad: Es la virtud que mantiene los secretos y la información de la persona solo en su memoria, y da la confianza que se mantendrán donde la persona atendida estime conveniente y necesite.

Confianza: Fe en la persona que interviene, en su acción y en el dominio que tiene n la materia, es necesario que el profesional de garantías de esto, no sólo que sus palabras y gestualidad se vean reflejadas en la eficiencia y eficacia de la acción que desarrolla.

Conciencia: Es tomar el peso de la responsabilidad que se tiene a cargo, de las consecuencias que tienen las acciones que se realizan , ya que la profesión tiene no solo un marco legal de responsabilidades, sino también un marco moral y ético que nos guía y da piso para  conocer las limitaciones y accesos que posemos, siempre en plena conciencia del rol y responsabilidad que se posee.

Es entonces en base a estas virtudes, valiosas y amplias en concepto en criterio, que requieren ser sujetas en una base ética sólida y consolidada para brindar los cuidados y atenciones a quienes lo necesiten. 

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