domingo, 30 de septiembre de 2012

Ensayo - Fernanda Pérez


Ensayo  reflexivo.
“Ética para amador”
Autor: Fernanda Pérez Jorquera.



“Solo el hombre es el porvenir del hombre” Sartre.

Ética, palabra ampliamente “lenguajeada” como diría Maturana, desde remotos tiempos para griegos y romanos se volvió un tema de aquellos que me deja pensado, que me hacen buscar dentro de mis  actos algo que justifique el porqué de ellos, no solo los de índole personal, sino también los que nos envuelven como seres de sociedad. Para  la filosofía la ética no ha sido un tema menor, mas allá de cuestionarse el “ser” de las cosas y de la finalidad de la existencia humana, se ha encargado de buscar ciertos lineamientos como bases de toda las culturas, es aquí donde reluce desde los tiempos clásicos la palabra ética o como se diría en su lengua de origen « ethiké », que deriva de «êthos»: carácter, modo de ser, morada, lugar donde se habita, pero no se refiere precisamente  a una casa o ciudad, se refiere a la morada que soy, ¿pero qué tengo dentro de mi morada? – Esta pregunta sería fascinante realizarla a modo de entrevista abierta a muchas personas -- ¿Cuál es mi ethos? ¿Lo que creo tener dentro de mí, corresponde a mis actos?¡He aquí el dilema!

Mi morada es la cuna de la cual brotan todos mis actos y de como enfrento los actos que me relacionan con los  demás, en ella se guardan “virtudes y vicios”  como diría Aristóteles, soy una pequeñas caja de pandora viviendo junta a otras cajitas, dentro de nosotros habitan el bien y el mal, pero está en nuestras manos tomar la libertad de quien queremos ser, pero solo podemos ser lo que somos si somos libres. En este caso la libertad del hombre no es un privilegio, es un derecho y deber, somos libres al momento de relacionarnos con otros, de poseernos a nosotros mismos, de realizar actos en plena conciencia asumiendo los riesgos y consecuencias como el capitán del barco que menciona el texto que analizaremos.
En este libro el autor nos trata de dar desde su punto de vista una idea más clara de lo que se tiene que hacer en la vida para aprovecharla lo mejor posible, tratando de ahorrarnos posibles errores que podamos cometer en un futuro. Nos habla de la ética de modo didáctico con ejemplos de la vida cotidiana.
La idea principal del texto se basa en que somos libres para decidir lo que queremos pero que no podemos manejar todo lo que nos rodea o sucede, pero si nuestras reacciones frente  a los dilemas que se nos presenten. Nos compara con algunos animales para decirnos que al menos nosotros podemos inventar y elegir en parte  nuestra forma de vida, pero los animales no tienen libertad, y hacen las cosas por instinto, porque están programados para esa tarea y no lo pueden cambiar. Siempre estoy enfrentada a elegir, pero está en mis manos optar por lo que me es favorables a mi y a los que me rodean pero, como estoy en posesión de estas elecciones e invenciones también me puedo equivocar.  Para intentar evitar en la medida de lo posible estos errores necesito fijarme bien en lo que hago y procurar adquirir un cierto saber vivir que me permita acertar. A este saber vivir, es  lo que llamamos ÉTICA.

Muchas veces se nos plantean situaciones en las que tenemos que elegir, aunque preferiríamos no hacerlo. También hay que reconocer que la mayoría de nuestros actos los hacemos automáticamente sin plantearnos si hacerlos o no, porque estamos acostumbrados. A esto se refiere precisamente con ordenes, costumbres y caprichos; las primeras corresponde a las que muchas veces obedecemos sin cuestionarnos el porqué de ellas, sabemos que están ahí y que debemos cumplirlas sino tendremos un castigo o una recompensa. Las costumbres son aquellas que seguimos casi por inercia, son parte de nuestra rutina y  tiene relación con la cultura en la que nos vemos envueltos,  los dos primeros son actos que cuestionamos poco y provienen de influencias externas a nuestro ser, en cambio el capricho es algo que radica en mi, es el “quiero”, se puede relacionar con necesidades, gustos propios, que muchas veces nos llevan a cometer actos poco pensados. El autor nos hace una carta abierta a la reflexión ; “piensa dos veces lo que haces”, frenar los impulsos, mirar causas y consecuencias, no solo personales sino también incluir al mundo y especialmente a las personas que nos rodean.

Sobre “hacer lo que queramos y “darnos la buena vida” son términos que cualquiera diría que nos invitan a la eudemonía plena, pero no, hacer lo que queramos con nuestra libertad se refiere a decidir y como diría Sartre; “El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace[1]
Debemos dejarnos de órdenes, caprichos, costumbres y plantearnos las cosas desde dentro de nosotros mismos: decidir qué hacer con nuestra vida; por esto, queramos o no, somos libres y como somos libres estamos arrojados en este mundo para decidir no solo por el destino propio sino también que nuestras decisiones afectan a los demás. La buena vida no se refiere a darse una gran vida de placeres auspiciada por los dioses del olimpo o tener como consejero personal a Dionisio, se refiere a la dignificación del trato humano; “tratar a los demás como humanos”  ser capaz de relacionarnos unos a otros, con fraternidad, comunicándonos verbal y no verbalmente. El lenguaje cae aquí como la principal diferencia entre los animales y el humano, este nos permite conocer las percepciones de la realidad que el otro símil tiene de la vida, nos permite intercambiar ideas y generar discusiones frente a un dilema, pero antes de relacionarnos debemos ponernos en el lugar de los demás para poder entender sus acciones ya que al fin y al cabo debo entender (o al menos intentar) al otro para poder relacionarme con él.
Sávater nos manifiesta también que nuestra única obligación es “no ser imbéciles”, ¿Cómo no caer en la trampa cotidiana de volvernos imbéciles? Adquiriendo conciencia, apropiándonos de nuestra libertad tomando decisiones pensado dos veces, dejar de lado los caprichos y costumbres, sentarnos a pesar si es que estamos viviendo la vida o la vida se nos ha vuelto una simple rutina que nos mantiene muertos mentalmente. Concentrándonos en la vida, para eso es la ética, para vivir bien, no para pensar en morir bien. Solo así desarrollamos un gusto pleno por la moral, logrando discernir lo que nos es bueno o conveniente y lo malo o inconveniente.

A modo personal este libro me ha llegado de manera sorpresiva en su forma narrativa, me recuerda a mi formador en estos temas, que aunque esté viajando por el cosmos o en el cielo  me parece oír su voz por medio de Sávater.

Como enfermera debo preocuparme mas de la cuenta por estos temas, trabajar con la condición humana y sus necesidades no es un trabajo menor, debo buscar trascender con la otra persona en todas sus dimensiones, cuestionarme todo los días  si mi labor  está bien o es conveniente para la persona a la cual estoy ayudando, no me cae en razón ver maquinas con uniformes trabajando, lo que nos diferencia en cierta forma de aquellas máquinas es la capacidad de ocupar nuestra libertad, tomar decisiones y aunque las personas que ayudamos están quizás en una condición en la cual les es difícil decidir, considero que como enfermera mas que imponer soluciones debo brindar las herramientas necesarias, para que esa persona decida lo que es mejor para su vida acorde a su holística. Volverme una fría máquina con uniforme azul (¡dios mio es mi gran pavor!) me hace pensar en que hemos perdido el motor  que nos une como especie, la empatía no solo se basa en tratar de pensar como el otro y comprenderlo, sino mas bien de acogernos unos a otros, de querernos y respetarnos por el simple hecho de ser símiles a nosotros. Si yo no amo al que me rodea, no me interesa comprender su mundo, no me importa su desarrollo espiritual, ni quiero compartir mi mundo con él, es mejor que me retire de este camino.

Entre las historias que he conocido en el hospital, a modo general me llama siempre la atención ver la frivolidad con la que muchas veces se mira al dolor, no solo físico sino al emocional. Recuerdo haber tenido en la sala un señor que se quejaba bastante todo el día, la mayoría de las paramédicos se negaba a asistirlo, de apoco comencé a mirar su actuar,  analizando y pensando estrategias para llegar sin ser un ataque a su enojo, fue así como terminamos conversando casi una hora a ratos, logré abrir el mundo que había dentro de él; un jardinero que había perdido a la mas hermosa rosa de su jardín, su esposa, estaba enojado con el mundo, especialmente trataba de comprender la crueldad de Dios por medio de largas noches junto a botellas de vino y desolación, este hombre no solo tenia acidosis metabólica, tenia un corazón al borde del colapso, caminando solo por un desierto en el cual daba gritos de desesperación  por medio de la apatía de su comportamiento. Fue así como me propuse que además de hacer el proceso educativo y  todos los quehaceres propios de la enfermería, me decidí a hacer la intervención más importante dentro del área… escuchar un corazón, y tratar de entender a ese hombre. Me he dado cuenta que muchas veces creemos  que con psicólogos, fármacos y todo lo que tenemos a mano como ciencia sirve para curar, siendo que esto no es así. ¿Podemos dar pastillas que borren recuerdos, alivien melancolía y nos vuelva una maquina? He llegado a la fina conclusión que los corazones u almas se sanan solo cuando otras almas se acercan a acariciarla, porque como me enseñó mi viejo sabio; “con el corazón vemos lo que otros no”. A la mañana siguiente de la interesante conversación, mi estimado gruñón despertó rodeado de unos misteriosos ángeles de goma eva… pero esos ángeles no iban con las manos vacías, llevaban pequeños carteles; fragmentos del relato entre  principito y la rosa “ lo importante es el tiempo que invertiste en tu flor”, fue así como este jardinero hizo las pases con el universo y a modo de tregua con Dios decidió que la idea de plantar un jardín como ofrenda en la iglesia no era mala estrategia; mas que mal a Dios le importan mas las flores de un hombre al cual ama que al dinero que desprecia. Pero ¿Dónde está la ética en este caso? Está en que como enfermera no pudo ser una maquina de vestimenta azul que pasan sala por sala preguntando solo tecnicismos. Es mi deber ético acoger no solo patologías sino PERSONAS que tiene DOLORES, PENAS Y ALEGRIAS, tengo un semejante  a mí en esa cama y por tanto merece la dignidad de ser escuchado, acogido y respetado.

Pasando a algo de mayor profundidad y menor alegría, me es un tanto ingrato relatar uno de los momentos mas amargos de este año; por motivos accidentales donde todavía no quiero encontrar culpables, sufrí un accidente cortopunzante con una paciente VIH (+). Debo reconocer que fue la noche que menos he dormido en mi vida, me sentía tal como moisés cruzando un mar Rojo donde era perseguida por un faraón cruel y despiadado, solo mi fe me mantuvo en pie esa noche. Afortunadamente me brindaron el apoyo necesario, tomé el tratamiento retroviral y debo decir que fue una gran batalla la cual agradezco, me hizo pensar mas de la cuenta todo, valorar lo que me rodeaba y darme cuenta que la vida es corta. Agradecí esas noches de dolores de estomago que jamás había tenido, agradecí la experiencia de poder estar en los zapatos de otro, de que el destino, Dios o lo que rija este universo me había considerado lo bastante fuerte para llevar esta cruz y ayudar a una valiente mujer a llevar la suya también.

Mas allá del torbellino de emociones por ahora me remitiré a lo ético que me convoca; ¿es correcto que como estudiantes puncionemos mas de 2 veces  pacientes con VIH que abandonan el tratamiento reiterativamente y mantienen cargar virales muy altas? Sé que es baja la probabilidad de contagiarse por esta vía, pero el temor siempre existe y queda latente. ¿Cómo debería actuar la docente en estos casos? , ¿Debería existir un protocolo en la atención de estudiantes a estos pacientes? ¿Cual es la línea fina que marca la discriminación de la protección?  Mi reacción primera fue seguir el tratamiento retroviral al pie de la letra y lo pasé bastante mal pero así y todo me di el valor de ir a visitar dos veces  a mi estimada amiga al hospital, siempre me recibía con una sonrisa a pensar de su deplorable estado, aceptaba mis regalos con humildad, no llevaba grandes presentes pero cosas que ambas compartíamos como las artesanías, los perfumes y una buena conversación sobre lo lindo que es el Perú… no eran mas de 15 minutos, pero conocí su historia en profundidad, y me parece injusta, creo que es casi un delito que quede en silencio su vida, quizás esto debía pasarme ya que su relato cayó en manos de una improvisada amante de las letras que puede hacer inmortal su testimonio.

A modo de conclusión, me gustó bastante la lectura, un verdadero privilegio leer a este tipo de autores y conocer sus perspectivas, mas aun poder dar mi reflexión sobre el tema: la bioética es fundamental para mi desarrollo profesional, busco dignificar el trato humano por medio de la toma de decisiones en conjunto con las personas que me rodean, defender siempre la vida, el amor, piedad y empatía con los demás. Las necesidades de los demás son mis necesidades y trabajar por el bienestar de los demás es mi propio bienestar, sembrar paz y amor es el camino que elegí en esta vida, una ruta difícil pero a la que no renunciaré, tengo grandes sueños que cumplir no solo míos, sino que involucran a los que me rodean, aún se puede salvar un poco de esperanza en esta tierra, elegí la enfermería como una herramienta de vida para mejorar no solo la mía , también la de los demás y crecer juntos para llegar a nuestro máximo potencial y como es un elección hago uso de mi libertad para decir, si acepto “SER” ENFERMERERA.






[1] Sartre.  Libro; “El existencialismo es un humanismo.”

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