domingo, 30 de septiembre de 2012

El Ser de la Enfermería


Ensayo “El ser de la enfermería”



¿Cuál es el ser de enfermería? Cuestionarnos sobre el ser de algo nos lleva inmediatamente a una reflexión filosófica sobre el propósito u funcionalidad de un objeto o de una persona. Para poder respondernos esta pregunta, debemos tener autoconciencia plena de que existimos y que por tanto tenemos un rol dentro de este mundo. Para Heidegger somos seres arrojados en esta tragedia llamada mundo, pero que debemos unirnos unos a otros para poder subsistir, nos vemos obligado a cuidar a otros para poder desarrollarnos como especie o sociedad y aquí nace el concepto de humanidad; seres pensantes que desarrollaron lenguaje y expresión de ideas, con una autoconciencia de si pero también con una plena conciencia del para si como sociedad u comunidad.

Además este ser es transversal en el tiempo, trae  incluido en si un inconsciente colectivo que se lo otorgan los años; en este caso la enfermería desde sus inicios en el mundo clásico  se constituía de la buena voluntad de religiosas, para luego en pleno tiempo de cruzadas constituirse en manos de militares templarios de forma rígida y disciplinario, pasaron los siglos y llegamos a una supeditación de la enfermería bajo la medicina, para que en medio de este escenario, en pleno siglo XIX apareciera Florence Nightingale con una mirada de “profesionalización del cuidado” añadiendo a los elementos ya nombrados ( caridad, disciplina y medicalización) una base teórica que dignificaba el que hacer de las enfermeras, dándoles un rol especifico el cual era “ cuidar”.

Es con Florence Nightingale donde nace la autoconciencia plena del ser de enfermería, ella por medio de su teoría nos entrega eso, nos da una base donde sustentarnos para poder decir que somos ya que tenemos un rol o funcionalidad clara y distinta a la de la medicina, sin embargo la historia de subyugación a la medicina ha sido un yugo difícil de quitar para la disciplina, desde el uso de la toca, hasta defender las intervenciones y diagnósticos propio, esto nos ha traído como consecuencia una imagen social un tanto difusa, para la población en general tenemos una imagen un tanto confusa sobre nuestro rol y principalmente autonomía. Como bien manifiesta Foucault que analiza el ser y poder dentro de la sociedad, explica que la enfermería nunca tuvo poder de status social a diferencia de la medicina por que no ha habido un discurso que explique lo que hace el enfermero.

Sin embargo este discurso ahora se ve en las variadas teorías de enfermería que van desde la base de Florence hasta las mas modernas como las de Virginia Henderson que surge a mediados del siglo XX. Es así que nos constituimos como una DISCIPLINA JOVEN por medio del sustento teórico, pero con una acción tradicional desde siglos.
Poseer disciplina nos lleva a manejar conocimiento propio como lo es el proceso de enfermería y a tener una conciencia menos abstracta de lo que somos como PROFESIÓN.
El ser de la enfermería constituye el cuidado no solo físico de la persona enferma, nos involucra a unos con otros de manera holística, nos lleva a mirar al otro humano con una mirada de TRASCENDENCIA, es decir, dejar un legado en los demás personas, que el cuidado holístico  que ejercemos sobre este ser biopsicosocial tenga un impacto, sea este positivo o negativo, es aquí donde cabe la responsabilidad ética del SER enfermero. ¿Desempeñamos nuestro SER con plena conciencia del impacto que podemos causar en la persona y sociedad?

El Ser de la enfermería es mas que poner vías venosas, hacer curaciones y administrar medicamentos, es mirar al otro no con una mirada de pena por su condición sino mas bien de compasión, empatía y de trascendencia que se manifiesta en un espíritu de “ no te rindas estoy contigo”, es brindar la oportunidad a los demás de que confíen en nosotras y que nosotras confiemos en ellos, brindando los conocimientos necesarios para promocionar su autocuidado y ser capaces de defender también a lo que por motivos variados no pueden satisfacer sus necesidades, careciendo de autonomía para decidir.

Ser enfermero es mirar al otro mas allá de la salud o enfermedad, es mirarlo como similar a mi independiente de su condición social, es proteger al otro por medio de educación y acciones propias de la enfermería de condiciones que atenten contra su integridad física,  psicológica, social y humana entendiéndose como todo acto que atropelle la dignidad del ser humano. Es defender la vida y la calidad de vida, es defender una mirada de amistad entre humanos, de escuchar y ver necesidades que otros no serían capaces de ver, no es solo mantener la gestión de un servicio, es manejar recursos sociales para el beneficio de la mayoría sin dejar en menor dignidad a las minorías.

Ser enfermero es un VIRTUD, que se debe EJERCER CON EXECELENCIA, con PRINCIPIOS ETICOS CLAROS, que se toma de la libertad propia del que decide llevar este camino para lograr que la libertad de las personas que lo rodean sea autónoma, es respetar y defender la libertad irrenunciable  a la que estamos condenados los humanos, es dejar de ser seres arrojas a este mundo para cohesionarnos y evolucionar juntos a una calidad de vida mejor, por medio de la mirada al otro como un “igual”. 

La perdida del ser nos lleva a desvincularnos y confundirnos, es necesario actuar aquí y ahora para cambiar no solo a al disciplina sino al sistema de salud que compromete a la sociedad y el vinculo de los usuarios con entidades de salud.

Pero para poder SER también se necesita ESTAR, no debe quedar este discurso del ser solo en la verbalidad, debe ser manifiesto en acciones de la disciplina, en calidad humana, en principios éticos como la justicia y verdad que no solo deben quedar en el “papel” ni en “un discurso que suena bonito”. Si queremos recuperar el ser y esencia de enfermería DEBEMOS actuar  como deberíamos ser  para lograr así ESTAR empoderados de nuestra disciplina, logrando identificación social y transcender con los que nos rodean.

Ensayo - Fernanda Pérez


Ensayo  reflexivo.
“Ética para amador”
Autor: Fernanda Pérez Jorquera.



“Solo el hombre es el porvenir del hombre” Sartre.

Ética, palabra ampliamente “lenguajeada” como diría Maturana, desde remotos tiempos para griegos y romanos se volvió un tema de aquellos que me deja pensado, que me hacen buscar dentro de mis  actos algo que justifique el porqué de ellos, no solo los de índole personal, sino también los que nos envuelven como seres de sociedad. Para  la filosofía la ética no ha sido un tema menor, mas allá de cuestionarse el “ser” de las cosas y de la finalidad de la existencia humana, se ha encargado de buscar ciertos lineamientos como bases de toda las culturas, es aquí donde reluce desde los tiempos clásicos la palabra ética o como se diría en su lengua de origen « ethiké », que deriva de «êthos»: carácter, modo de ser, morada, lugar donde se habita, pero no se refiere precisamente  a una casa o ciudad, se refiere a la morada que soy, ¿pero qué tengo dentro de mi morada? – Esta pregunta sería fascinante realizarla a modo de entrevista abierta a muchas personas -- ¿Cuál es mi ethos? ¿Lo que creo tener dentro de mí, corresponde a mis actos?¡He aquí el dilema!

Mi morada es la cuna de la cual brotan todos mis actos y de como enfrento los actos que me relacionan con los  demás, en ella se guardan “virtudes y vicios”  como diría Aristóteles, soy una pequeñas caja de pandora viviendo junta a otras cajitas, dentro de nosotros habitan el bien y el mal, pero está en nuestras manos tomar la libertad de quien queremos ser, pero solo podemos ser lo que somos si somos libres. En este caso la libertad del hombre no es un privilegio, es un derecho y deber, somos libres al momento de relacionarnos con otros, de poseernos a nosotros mismos, de realizar actos en plena conciencia asumiendo los riesgos y consecuencias como el capitán del barco que menciona el texto que analizaremos.
En este libro el autor nos trata de dar desde su punto de vista una idea más clara de lo que se tiene que hacer en la vida para aprovecharla lo mejor posible, tratando de ahorrarnos posibles errores que podamos cometer en un futuro. Nos habla de la ética de modo didáctico con ejemplos de la vida cotidiana.
La idea principal del texto se basa en que somos libres para decidir lo que queremos pero que no podemos manejar todo lo que nos rodea o sucede, pero si nuestras reacciones frente  a los dilemas que se nos presenten. Nos compara con algunos animales para decirnos que al menos nosotros podemos inventar y elegir en parte  nuestra forma de vida, pero los animales no tienen libertad, y hacen las cosas por instinto, porque están programados para esa tarea y no lo pueden cambiar. Siempre estoy enfrentada a elegir, pero está en mis manos optar por lo que me es favorables a mi y a los que me rodean pero, como estoy en posesión de estas elecciones e invenciones también me puedo equivocar.  Para intentar evitar en la medida de lo posible estos errores necesito fijarme bien en lo que hago y procurar adquirir un cierto saber vivir que me permita acertar. A este saber vivir, es  lo que llamamos ÉTICA.

Muchas veces se nos plantean situaciones en las que tenemos que elegir, aunque preferiríamos no hacerlo. También hay que reconocer que la mayoría de nuestros actos los hacemos automáticamente sin plantearnos si hacerlos o no, porque estamos acostumbrados. A esto se refiere precisamente con ordenes, costumbres y caprichos; las primeras corresponde a las que muchas veces obedecemos sin cuestionarnos el porqué de ellas, sabemos que están ahí y que debemos cumplirlas sino tendremos un castigo o una recompensa. Las costumbres son aquellas que seguimos casi por inercia, son parte de nuestra rutina y  tiene relación con la cultura en la que nos vemos envueltos,  los dos primeros son actos que cuestionamos poco y provienen de influencias externas a nuestro ser, en cambio el capricho es algo que radica en mi, es el “quiero”, se puede relacionar con necesidades, gustos propios, que muchas veces nos llevan a cometer actos poco pensados. El autor nos hace una carta abierta a la reflexión ; “piensa dos veces lo que haces”, frenar los impulsos, mirar causas y consecuencias, no solo personales sino también incluir al mundo y especialmente a las personas que nos rodean.

Sobre “hacer lo que queramos y “darnos la buena vida” son términos que cualquiera diría que nos invitan a la eudemonía plena, pero no, hacer lo que queramos con nuestra libertad se refiere a decidir y como diría Sartre; “El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace[1]
Debemos dejarnos de órdenes, caprichos, costumbres y plantearnos las cosas desde dentro de nosotros mismos: decidir qué hacer con nuestra vida; por esto, queramos o no, somos libres y como somos libres estamos arrojados en este mundo para decidir no solo por el destino propio sino también que nuestras decisiones afectan a los demás. La buena vida no se refiere a darse una gran vida de placeres auspiciada por los dioses del olimpo o tener como consejero personal a Dionisio, se refiere a la dignificación del trato humano; “tratar a los demás como humanos”  ser capaz de relacionarnos unos a otros, con fraternidad, comunicándonos verbal y no verbalmente. El lenguaje cae aquí como la principal diferencia entre los animales y el humano, este nos permite conocer las percepciones de la realidad que el otro símil tiene de la vida, nos permite intercambiar ideas y generar discusiones frente a un dilema, pero antes de relacionarnos debemos ponernos en el lugar de los demás para poder entender sus acciones ya que al fin y al cabo debo entender (o al menos intentar) al otro para poder relacionarme con él.
Sávater nos manifiesta también que nuestra única obligación es “no ser imbéciles”, ¿Cómo no caer en la trampa cotidiana de volvernos imbéciles? Adquiriendo conciencia, apropiándonos de nuestra libertad tomando decisiones pensado dos veces, dejar de lado los caprichos y costumbres, sentarnos a pesar si es que estamos viviendo la vida o la vida se nos ha vuelto una simple rutina que nos mantiene muertos mentalmente. Concentrándonos en la vida, para eso es la ética, para vivir bien, no para pensar en morir bien. Solo así desarrollamos un gusto pleno por la moral, logrando discernir lo que nos es bueno o conveniente y lo malo o inconveniente.

A modo personal este libro me ha llegado de manera sorpresiva en su forma narrativa, me recuerda a mi formador en estos temas, que aunque esté viajando por el cosmos o en el cielo  me parece oír su voz por medio de Sávater.

Como enfermera debo preocuparme mas de la cuenta por estos temas, trabajar con la condición humana y sus necesidades no es un trabajo menor, debo buscar trascender con la otra persona en todas sus dimensiones, cuestionarme todo los días  si mi labor  está bien o es conveniente para la persona a la cual estoy ayudando, no me cae en razón ver maquinas con uniformes trabajando, lo que nos diferencia en cierta forma de aquellas máquinas es la capacidad de ocupar nuestra libertad, tomar decisiones y aunque las personas que ayudamos están quizás en una condición en la cual les es difícil decidir, considero que como enfermera mas que imponer soluciones debo brindar las herramientas necesarias, para que esa persona decida lo que es mejor para su vida acorde a su holística. Volverme una fría máquina con uniforme azul (¡dios mio es mi gran pavor!) me hace pensar en que hemos perdido el motor  que nos une como especie, la empatía no solo se basa en tratar de pensar como el otro y comprenderlo, sino mas bien de acogernos unos a otros, de querernos y respetarnos por el simple hecho de ser símiles a nosotros. Si yo no amo al que me rodea, no me interesa comprender su mundo, no me importa su desarrollo espiritual, ni quiero compartir mi mundo con él, es mejor que me retire de este camino.

Entre las historias que he conocido en el hospital, a modo general me llama siempre la atención ver la frivolidad con la que muchas veces se mira al dolor, no solo físico sino al emocional. Recuerdo haber tenido en la sala un señor que se quejaba bastante todo el día, la mayoría de las paramédicos se negaba a asistirlo, de apoco comencé a mirar su actuar,  analizando y pensando estrategias para llegar sin ser un ataque a su enojo, fue así como terminamos conversando casi una hora a ratos, logré abrir el mundo que había dentro de él; un jardinero que había perdido a la mas hermosa rosa de su jardín, su esposa, estaba enojado con el mundo, especialmente trataba de comprender la crueldad de Dios por medio de largas noches junto a botellas de vino y desolación, este hombre no solo tenia acidosis metabólica, tenia un corazón al borde del colapso, caminando solo por un desierto en el cual daba gritos de desesperación  por medio de la apatía de su comportamiento. Fue así como me propuse que además de hacer el proceso educativo y  todos los quehaceres propios de la enfermería, me decidí a hacer la intervención más importante dentro del área… escuchar un corazón, y tratar de entender a ese hombre. Me he dado cuenta que muchas veces creemos  que con psicólogos, fármacos y todo lo que tenemos a mano como ciencia sirve para curar, siendo que esto no es así. ¿Podemos dar pastillas que borren recuerdos, alivien melancolía y nos vuelva una maquina? He llegado a la fina conclusión que los corazones u almas se sanan solo cuando otras almas se acercan a acariciarla, porque como me enseñó mi viejo sabio; “con el corazón vemos lo que otros no”. A la mañana siguiente de la interesante conversación, mi estimado gruñón despertó rodeado de unos misteriosos ángeles de goma eva… pero esos ángeles no iban con las manos vacías, llevaban pequeños carteles; fragmentos del relato entre  principito y la rosa “ lo importante es el tiempo que invertiste en tu flor”, fue así como este jardinero hizo las pases con el universo y a modo de tregua con Dios decidió que la idea de plantar un jardín como ofrenda en la iglesia no era mala estrategia; mas que mal a Dios le importan mas las flores de un hombre al cual ama que al dinero que desprecia. Pero ¿Dónde está la ética en este caso? Está en que como enfermera no pudo ser una maquina de vestimenta azul que pasan sala por sala preguntando solo tecnicismos. Es mi deber ético acoger no solo patologías sino PERSONAS que tiene DOLORES, PENAS Y ALEGRIAS, tengo un semejante  a mí en esa cama y por tanto merece la dignidad de ser escuchado, acogido y respetado.

Pasando a algo de mayor profundidad y menor alegría, me es un tanto ingrato relatar uno de los momentos mas amargos de este año; por motivos accidentales donde todavía no quiero encontrar culpables, sufrí un accidente cortopunzante con una paciente VIH (+). Debo reconocer que fue la noche que menos he dormido en mi vida, me sentía tal como moisés cruzando un mar Rojo donde era perseguida por un faraón cruel y despiadado, solo mi fe me mantuvo en pie esa noche. Afortunadamente me brindaron el apoyo necesario, tomé el tratamiento retroviral y debo decir que fue una gran batalla la cual agradezco, me hizo pensar mas de la cuenta todo, valorar lo que me rodeaba y darme cuenta que la vida es corta. Agradecí esas noches de dolores de estomago que jamás había tenido, agradecí la experiencia de poder estar en los zapatos de otro, de que el destino, Dios o lo que rija este universo me había considerado lo bastante fuerte para llevar esta cruz y ayudar a una valiente mujer a llevar la suya también.

Mas allá del torbellino de emociones por ahora me remitiré a lo ético que me convoca; ¿es correcto que como estudiantes puncionemos mas de 2 veces  pacientes con VIH que abandonan el tratamiento reiterativamente y mantienen cargar virales muy altas? Sé que es baja la probabilidad de contagiarse por esta vía, pero el temor siempre existe y queda latente. ¿Cómo debería actuar la docente en estos casos? , ¿Debería existir un protocolo en la atención de estudiantes a estos pacientes? ¿Cual es la línea fina que marca la discriminación de la protección?  Mi reacción primera fue seguir el tratamiento retroviral al pie de la letra y lo pasé bastante mal pero así y todo me di el valor de ir a visitar dos veces  a mi estimada amiga al hospital, siempre me recibía con una sonrisa a pensar de su deplorable estado, aceptaba mis regalos con humildad, no llevaba grandes presentes pero cosas que ambas compartíamos como las artesanías, los perfumes y una buena conversación sobre lo lindo que es el Perú… no eran mas de 15 minutos, pero conocí su historia en profundidad, y me parece injusta, creo que es casi un delito que quede en silencio su vida, quizás esto debía pasarme ya que su relato cayó en manos de una improvisada amante de las letras que puede hacer inmortal su testimonio.

A modo de conclusión, me gustó bastante la lectura, un verdadero privilegio leer a este tipo de autores y conocer sus perspectivas, mas aun poder dar mi reflexión sobre el tema: la bioética es fundamental para mi desarrollo profesional, busco dignificar el trato humano por medio de la toma de decisiones en conjunto con las personas que me rodean, defender siempre la vida, el amor, piedad y empatía con los demás. Las necesidades de los demás son mis necesidades y trabajar por el bienestar de los demás es mi propio bienestar, sembrar paz y amor es el camino que elegí en esta vida, una ruta difícil pero a la que no renunciaré, tengo grandes sueños que cumplir no solo míos, sino que involucran a los que me rodean, aún se puede salvar un poco de esperanza en esta tierra, elegí la enfermería como una herramienta de vida para mejorar no solo la mía , también la de los demás y crecer juntos para llegar a nuestro máximo potencial y como es un elección hago uso de mi libertad para decir, si acepto “SER” ENFERMERERA.






[1] Sartre.  Libro; “El existencialismo es un humanismo.”

Ensayo - Zahira Vargas


Es mejor saber después de haber pensado y
 discutido que aceptar los saberes que nadie discute 
para no tener que pensar” Fernando Savater.

Ensayo reflexivo:

“ÉTICA PARA AMADOR” Fernando Savater.


Autora: Zahira Vargas G.


Como bien lo relata el autor; hay cosas que nos convienen y otras que no. Que sean o no convenientes las hacen ser buenas o malas según las reglas socialmente impuestas o por simple cultura. Nos dice que somos libres de hacer lo que queramos y, por ende, de elegir el tipo de vida que nos sea más sentador. Sin embargo, se suele  vivir en torno a costumbres, a normas y, generalmente, por un fin que constituirán los límites de esta libertad; esta forma, este saber vivir con aciertos, este arte de vivir que menciona Savater es lo que denomina Ética. Ahora bien, si el fin en torno al cual gira nuestro actuar se considera de real importancia por ser ambicioso, propio, intransferible y encierra la autorrealización del sujeto… ¿Se tendrá toda la libertad en la realización de dicho proyecto? ¿Cómo emplear bien la libertad que tenemos?. En el ámbito de la Enfermería que es muy riguroso en impartir sus normas y enseñanza… ¿De qué tipo es la libertad que se tiene como persona?.

En este libro el autor nos enseña la idea que tiene para aprovechar al máximo la vida, tratando, al mismo tiempo de cometer la menor cantidad de errores. Empieza por aclarar que no podemos hacer cuanto queramos, pero sí podemos decidir si llevar a cabo o no determinada conducta y también tenemos la opción de decidir cómo responder a las consecuencias que esta conducta trae para nosotros, aunque esta “garantía” tampoco asegura el éxito en la empresa, sino que nos asegura que mientras más capacidad de acción tenemos en torno al objetivo deseado obtendremos mejores resultados de nuestra libertad que se basa, finalmente, en la capacidad de elegir, al menos en parte, la forma de vida que queremos seguir (no así los animales que no pueden hacer otra cosa que actuar por instinto de supervivencia).

Luego nos plantea que existen situaciones en las cuales tenemos que elegir, pero que la mayoría de nuestros actos son automáticos –de costumbre- y se llevan a cabo sin plantearnos el porqué de su ejecución; surge entonces el concepto de orden que nos obliga a actuar para evitar conflictos. Se tiene en esta parte que las órdenes y las costumbres son impuestas por entes externos, no así los caprichos que son aquellas acciones que adoptamos por mero gusto y satisfacción personal.

“HAZ LO QUE QUIERAS, DATE LA BUENA VIDA”… somos libres, entonces ¿por qué no?... Porque libertad no es sólo hacer algo sino darse cuenta de la acción que estamos tomando, por lo que hay que pensar exhaustivamente en los motivos que nos guían y permitirnos libertad para cambiar de opinión y esto será válido para órdenes, costumbres y caprichos, salvo que las dos primeras están íntimamente ligadas a la moral y pueden incurrir lo no moral lo cual, a su vez, variará según contexto y libertad de otras personas. Se plantea que para darnos la buena vida se debe dejar de lado las órdenes, caprichos y costumbres y escuchar nuestro interior para lograr hacer de nuestra vida lo que queramos. En eso somos libres. Sin embargo vivir, no sólo implica vivir, sino que es hacerlo bien: darse una buena vida en los ámbitos humano y racional y para ello es fundamental la relación humana con nuestros pares y la idea de la infinidad de la vida, saber que la vida no es sólo un momento, sino que trae consecuencias que también se viven sea tarde o temprano, sean éstas buenas o malas. Para esto –dice el autor-  es esencial reflexionar sobre nuestras conductas hacia los demás –quererlos y respetarlos para que también nos quieran y respeten-,  y sobre la actitud de sencillez que debemos adoptar en las complicaciones que nos presenta la vida que para ser buena requiere que quien la viva lo haga convencido de que no todo da igual, aunque la vida misma termine antes o después. En este aspecto no debemos limitarnos a comprender porque esto es bueno (o malo, según la opinión de cada quien), sino porqué hará que nuestra vida sea buena; y recordar que somos libres en esta tarea y nadie más lo puede ser por nosotros.

Cuando “APARECE PEPITO GRILLO” nos dice la única obligación que tenemos en esta vida es no ser imbéciles que – aunque existen de variados tipos- tienen una característica en común: necesitan la ayuda de algo ajeno a la libertad lo cual acabará por hacer que se cansen de sí mismos por no conseguir una buena vida. Por esto se debe intentar no ser imbécil, es decir, tener conciencia; se debe poner atención en nuestras decisiones,  desarrollar el buen gusto moral para y evitar los remordimientos que, aunque sea un directa expresión de que existe libertad, también constituye un descontento hacia nosotros mismos. Pero, ¿puedo culpar a otro por lo que hago mal y quedarme sólo con aquello que hago bien para así ser siempre libre?... No, lo que se debe es tratar de ser responsable lo que implica cargar tanto con el orgullo de lo que realizamos bien  como con la culpa de lo que hacemos mal. Mientras más decisiones tomemos (ser libres) adecuadamente, seremos cada vez más responsables.

La ética se ocupa, en términos simples, de cómo vivir bien la vida humana, es decir, cómo vivir rodeado de otros humanos con quienes compartimos claras semejanzas, mas no las asociamos con el comportamiento que debemos tener con ellos, si considerarlos buenos o malos en la primera instancia. La narrativa nos hace una invitación a no pensar si la conducta de los otros humanos es buena o es mala, sino a pensar que es tan humano como nosotros y que en ausencia de ése u otros humanos no viviríamos humanamente como lo hacemos y para vivir entre humanos debemos, primero, ponernos en su lugar para tratar de entender cómo piensan y porqué hacen lo que hacen  para tratarlos compo personas iguales.

Un tema que está siempre en boga es el sexo. Quienes se jactan de ser morales y hablan de ello se refieren a éste como un acto inmoral, ven el placer como inmoral (“vivir bien es pasarlo mal”), pero, de nuevo estamos frente a la libertad de optar a algo que se puede tener así como también somos libres de disfrutar de otros placeres que nos otorga la vida. Personalmente, creo que es crecer como persona libre  el hecho de saber disfrutar de lo que está a mi alcance, pues nos hace felices y puede ser una buena forma de vivir bien, pero, por supuesto, hay que controlar los placeres para que éstos no se vuelvan contra nosotros y/o puedan producir algún daño a otra persona.

Finalmente, se hace un paralelo entre la política y la ética pues se dice que las dos buscan una mejor forma de vida; lo ético nos enseña a escoger lo más conveniente y la política organiza la sociedad para que cada quien pueda elegir lo que más le conviene; si hablamos de libertad, los dos conceptos la atañen, pues la ética trata de lo que cada humano hace con su libertad y la política se ocupa de lo que un grupo de humanos hace con sus libertades y debe respetar lo  más posible todas las formas en que se presente la libertad, por lo tanto debe tratar a las personas como personas y ponerse –de la mejor manera posible- en el lugar de cada quien respetando así sus formas de actuar y sus intereses. A eso se le llama justicia. Eso básicamente.

Para profundizar la idea puedo decir que cualquiera (la política en este caso) que se preocupe por la buena vida debe establecer principios básicos como son la justicia y la libertad lo que ha quedado plasmado en el intento por establecer normas que se dicen básicas como son los derechos humanos o las diversas formas de política que encierran una idea compartida por la libertad de un gran grupo de personas. Lo importante en este sentido es no convertirse en un fanático de normativas generales, sino más bien crear nuestro propio concepto de política – ética que nos permita ser libres sin dañar la libertad de los demás, siendo solidarios y así ayudarlos y ayudarnos a nosotros mismos.

En la práctica de una disciplina tan estricta como lo es la Enfermería, no es fácil aplicar la ética en términos de la libertad que supone; ponerla en práctica tiene un implícito multifactorial en el que influyen la cultura, las normas, el propio ser de quien la practica y el propio ser de quien recibe los cuidados gestionados. Como futura profesional considero que los factores expuestos no son limitantes, sino más bien desafíos que se deben empezar a concretar desde la misma enseñanza y, aunque no es fácil, tampoco es imposible. En la experiencia clínica vivida hasta el momento me he encontrado con docentes que imparten su enseñanza a través de sus propias vivencias y formas de pensar; tratan de impartir conocimientos desde su propia forma de ser y hacer y eso resulta incómodo cuando la forma no es compartida (lo cual sucede la mayor parte de las veces), pero ¿es ético que el docente evalúe según lo que él cree que es o no correcto?. A mí me parece que no, pero nada se puede hacer, porque como estudiante sería una falta de respeto hacerlo notar. Me sucedió, por ejemplo, estar a cargo de dos docentes en diferentes rotaciones de una misma cátedra y la primera pensaba que “claro, ella no es como yo, por lo tanto hace mal las cosas” y la segunda pensó “tiene su propia forma de hacer lo correcto, quizás se demora más, sin embargo es lo que la convierte en un ser pensante y no automático”… la evaluación de todas formas no fue como la esperaba y me reproché una y mil veces el hecho de “hacer mal las cosas”, sin embargo, siempre surgía en mí en planteamiento… “no le hago daño al paciente, el paciente está feliz…me desvivo por su bienestar y por su seguridad…y eso no lo hago por una nota, sino por la persona en sí”. Fue una pasantía eterna, mas enriquecedora para mí como persona, pues aprendí a valorar el estricto sentido que tiene hacer el bien desde una perspectiva que no fue guiada por un docente; muchas veces pensé “al diablo la nota, los profesores…es mi manera de hacer las cosas y la sustento en conocimientos, valores y en el bien mismo de la persona atendida”. Me arriesgué a reprobar –es cierto-, pero crecí enormemente como persona y como futura profesional. Ahora bien, ¿dónde está el dilema ético?... en que mi situación dependía estrictamente de la libertad de acción y pensamiento de otras personas (las docentes) y yo debía elegir entre actuar como ellas esperaban y sentir que lo estaba haciendo realmente mal o hacer caso a mi propia forma de practicar la Enfermería. Los docentes en muchas oportunidades no son justos, ni dan libertad de expresión y de ninguna forma se ponen en lugar del profesional en formación. Es por esto que considero necesario emprender el camino a través de la enfermería con un stock de valores firmes y un carácter que incentive el propio crecimiento personal y la responsabilidad por hacer siempre lo mejor y estar constantemente evaluando el propio desempeño.

A modo de conclusión y en base a la experiencia personal planteada, puedo decir que, hasta el límite de lo posible como estudiante, trataré de tomar y hacer caso a mi libertad la que irá acompañada del estricto rigor que implica hacerse cargo de las propias acciones; tener la seriedad de compromiso con ellas para ser justa con la condición de SER HUMANO, pues necesitamos de esos otros seres humanos para engrandecer nuestra propia condición de ser tales, pues  la enfermería no es sólo poner bien un medicamento, ni respetar los horarios de los mismos, entre otras, sino que conlleva la oferta de un cambio de actitud a quien recibe los cuidados… puedo cambiar, al menos en parte, el “mundo” de la otra persona o esa persona puede cambiar el mío a través de sus vivencias; se establece un vínculo increíblemente estrecho en el cual intervengo en un ser humano que me ve como un ser profesional por lo que DEBO devolverle la mirada de SER PERSONA antes que todo y eso… Nadie me lo enseña, ningún docente al menos.















sábado, 29 de septiembre de 2012

Ensayo - Betzabeth Fuentes

ENSAYO: ÉTICA PARA AMADOR, FERNANDO SAVATER



El hombre, el ser humano que se caracteriza por ser intrínsecamente biológico al igual que los animales, sin embargo, se diferencia de éstos últimos por su capacidad de abstracción, de razonamiento y de discernir bajo su libertad lo que es conveniente o no. Como el ser humano es un ser social – está humanizado – se compone de una serie de comportamientos que puede estar influenciados por una orden, rutina o un simple capricho. Y aquí va el meollo del asunto, la capacidad de razonar si lo que escogió por hacer es congruente con lo que desea para su vida.

La ética se encarga del estudio racional de; la moral, virtud, deber, felicidad y  – de lo que trata el texto – de la libertad y buen vivir. Pero, la ética según Savater es definida como el arte de vivir, pero ¿cómo se debe vivir? ¿Buen vivir o vivir bien?

Para un vivir bien o darse la buena vida hay que hacer uso de la propia libertad o sea, hay que decidir y darse cuenta que se está decidiendo. Pero ¿Somos todos realmente libres, capaces de tener consciencia y ser responsable de los propios actos? Todos tenemos esa capacidad de abstracción, es más la sociedad vive en libertad pero, en una libertad restringida, es decir, que es capaz de decidir por lo que encuentra moralmente correcto, pero es dependientes o limitado por algo o alguien.

El hombre como ser social requiere del trato humanizado del otro, el hombre como ser social no puede aislarse y ser ermitaño, porque va en sí el generar relaciones interpersonales o sea, cada uno de nosotros es dependiente del otro por lo que su libertad llegará hasta que no sobrepase a la de otra persona. Su libertad se basa en el apego, necesidad de los demás. “Es la debilidad del hombre lo que le hace sociable; son nuestras comunes miserias las que inclinan nuestros corazones a la humanidad; si no fuésemos hombres, no le deberíamos nada. Todo apego es un signo de insuficiencia: si cada uno de nosotros no tuviese ninguna necesidad de los demás, ni siquiera pensaría en unirse a ellos...” (Jean-Jacques Rousseau, Emilio)[1]

La mayor complejidad es que las personas no son cosas, somos personas capaces de sentir, pensar y decidir. Si las personas fuésemos utensilios, con lo que las cosas pueden darnos nos bastaría. Pero esto no es así, no somos objetos por lo que necesitamos de “cosas” que éstos no tienen. Por lo mismo, cuando se trata a las personas como objetos se reciben cosas de ellas. Un ejemplo práctico de esto es cuando se trata a la persona como si fuera una enfermedad y no un ser que tiene nombre y apellido, lo único que se recibe es la recompensa del dinero.

Recuerdo mi infancia con falta de relación/apego con mi madre por sus extensas horas de trabajo y viaje para llegar a casa. Recuerdo que cuando sucedía algo importante en mi vida o algo con mérito a ser relatado por una infante a quién recurría era a mi padre porque, era quién cumplía con un doble rol – no solo era padre sino que, también fue como una mamá – en esos entonces, mi madre se veía afectada porque yo no la trataba como una real madre sino como, una mujer que existía y ayudaba a mantenerme satisfecha. Hoy en día, comprendo que sí hizo falta de su presencia, del afecto y cariño. Hoy en día, me doy cuenta que somos dependiente del otro.

Si incurrimos en una relación deshumanizada durante el desarrollo de la vida – cualquier sea su ámbito – no se está ejerciendo un vivir bien. En consecuencia, es importante que se establezcan relaciones interpersonales y se sea consciente de quién es él otro. Por ejemplo, en el área práctica profesional que se identifique a la persona por nombre  por nombre y apellido, que se sea empático y uno sea capaz de ser justo con cada persona. Vivir bien está sustentado por ser humano, lo que conlleva la felicidad. “Y así, nada es más útil al hombre que el hombre; quiero decir que nada pueden desear los hombres que sea mejor para la conservación de su ser que el concordar todos en todas las cosas, de suerte que las almas de todos formen como un sola alma, y sus cuerpos como un solo cuerpo, esforzándose todos  la vez, cuanto puedan, en conservar su ser, y buscando todos a una la común utilidad, de donde se sigue que los hombres que se guían por la razón, es decir, los hombres que buscan su utilidad bajo la guía de la razón, no apetecen para sí nada que no deseen para los demás hombres, y, por ello, son justos, dignos de confianza y honestos.” (Spinoza, Ética)[2]

Nosotros, los seres humanos, nos caracterizamos por tener un motivo – razón para hacer algo – para actuar pero, se pueden clasificar en órdenes – te mando a hacer esto… –  en los que se repiten casi sin pensar, o porque es un comportamiento habitual en los demás, costumbres, y por último el capricho que es, el que apetece en cierto momento. Las órdenes y costumbres tienen una fuerza en común, vienen de fuera y se imponen sin permiso.

La libertad va en escoger si obedecer o no una orden, si hacer algo o no por costumbre o por cultura, no obstante, el dilema es ¿qué pasa si no lo hago? ¿Qué sucederá si no obedezco la orden de un superior? ¿Qué es lo que sucede si se desobedece? Es aquí cuando la libertad está limitada por factores externos por ejemplo, por el miedo al castigo.

Durante Alemania Nazi o más pronto a la realidad de nuestra nación durante el proceso de dictadura con A. Pinochet se realizaron órdenes moralmente incorrectas, más de un soldado debió pensar en su familia o hijos mientras asesinaba a esas personas, hacía consciente el acto en el que él concurría, sin embargo, eso no fue suficiente para que dejara de hacerlo, siendo correcta o no la orden la realizó igual porque, podría tener miedo a la consecuencia de su desobediencia, no escogió por ser libre sino por lo que le podría suceder.

Si sigo con el mismo ejemplo, esa persona es posible que al día siguiente tuviese remordimientos, sentimientos de culpabilidad que provienen de la libertad según Savater. Somos esclavos de las circunstancias cuando nuestros actos no son precisamente gloriosos. Tomarse enserio la libertad, es ser responsable del propio acaecer.  Lo serio de la libertad es que tiene efectos indudables, que no se pueden borrar a conveniencia una vez producidos. Es entonces aquí, cuando nuevamente nuestra libertad se ve atada por el remordimiento, por el “media culpa”.

En este contexto se emplea la palabra responsabilidad, quién es sabio de emplear su libertad siempre estará dispuesto a responder de sus actos. Creo que, este es un concepto fundamental para el vivir bien y más aún para la vida en sí.

La responsabilidad debería ser un valor que se deba ejercer en todo momento, en el diario vivir, es decir, desde mis actividades rutinarias, universitarias hasta mí ejercer profesional. Por ejemplo, sería moralmente malo que no me hiciera responsable de una falta o un error durante la práctica profesional. No estaría ejerciendo de una forma constante la libertad, por lo tanto, tampoco un vivir bien.

La ética, el arte de vivir, para Fernando Savater se basaba en el lograr vivir bien por medio de la libertad, el humanismo, respeto, responsabilidad, consciencia, un sinfín de conceptos que describe a lo largo del libro. Sin embargo, a mi parecer la libertad en algunas ocasiones se ve coartada por factores extrínsecos.

No obstante, lo interesante aquí es el discutir como llegar a vivir moralmente bien por medio de las acciones y pensamientos que se tienen. Para esto destaco algunas cosas: tratar al otro como una persona, respeto, responsabilidad, consciencia, amor y felicidad. Creo que son conceptos claves que nos llevarán a tener un vivir bien, por el hecho, de que tú y yo somos un ser social que depende de valores, ideales y de otro que le de afecto, cariño o amistad. Conceptos claves que equidistarán para lograr la felicidad.

Alguien se preguntará ¿y cómo lo llevo a la praxis? Bueno pues, creo que tratando con amor y respeto a las personas es tener un trato humanizado. Ser consciente de mis propios actos y responsables de ellos en todo momento, pensar antes de actuar y hablar. Creo que a nadie le gustaría ser discriminado por su forma de ser, por su color, por su orientación sexual, ni modo por cualquier cosa que sea parte de uno. Creo que no puedo ser intolerante con el otro porque yo tengo mis diferencias y el otro las suyas por lo mismo hay que respetarlas y tolerarlas para así vivir en armonía. Creo que a nadie le gustaría que lo utilizaran con un fin y después sea desechado como una cosa por lo mismo, es bueno que los lazos afectivos entre personas existan y sean aplicados. Creo que hay que ser consciente de nuestros actos por algo, nos diferenciamos de los animales que sólo actúan por instintos. “…Precisamente la ética lo que intenta es averiguar en qué consiste en el fondo, más allá de lo que nos cuentan o de lo que vemos en los anuncias de la tele, esa dichosa buena vida que nos gustaría pegarnos. A estas alturas ya sabemos que ninguna buena vida puede prescindir de la cosas pero aun menos puede pasarse de personas. A las cosas hay que manejarlas como a cosas y a las personas hay que tratarlas como personas: de este modo las cosas nos ayudarán en mucho aspectos y las personas en uno fundamental, que ninguna cosa puede suplir, el de ser humanos…” (Savater, Ética para Amador)[3]

Cosas simples con valores mínimos llevan a la felicidad y ayudan en cierto modo  a ejercer nuestra libertad.




[1] Savater,F., Ética para Amador, Ed. Ariel, pag. 89
[2] Savater,F., Ética para Amador, Ed. Ariel, pag. 89-90
[3] Savater,F., Ética para Amador, Ed. Ariel, pag. 86

Ensayo - Jocelyn Milla

ENSAYO: SÍNTESIS Y ANÁLISIS DEL LIBRO "ÉTICA PARA AMADOR" DE FERNANDO SAVATER


INTRODUCCIÓN

La comunicación entre las personas es un instrumento que sirve para favorecer la relación entre ellas; en el caso de la relación paciente-enfermero(a) es una herramienta básica, sobre todo en los cuidados paliativos. Pero como todas las herramientas tienen unas instrucciones de manejo: ¿estamos seguros de saber manejar los instrumentos que utilizamos?, ¿sabemos sacarles el máximo partido?

En la Teoría de la Comunicación Humana para demostrar que, además de la intuición que permite el bien hacer, en la comunicación hay un modo de hacer que se aprende y se mejora, que ayuda a prevenir situaciones desapacibles y que contribuye a aumentar la calidad de la relación entre las personas; la principal barrera que se opone a la comunicación interpersonal es nuestra tendencia espontánea a juzgar, evaluar, aprobar o reprobar las afirmaciones de la otra persona o del otro grupo. Esta necesidad de regular la convivencia hace que esté presente la ética, que por definición es el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana, conducta que supone la libertad del individuo como principal herramienta en su desarrollo como persona. Sólo de esta manera, la ética es el elemento cierto para fijar directrices desde el momento que el Ser Humano tiene la capacidad de elegir.

Si bien la tendencia a hacer evaluaciones es común en cualquier interacción verbal, ésta se ve muy favorecida por las situaciones que entrañan un compromiso emocional; por esa razón, cuanto más intensos sean nuestros sentimientos, más se reducen las posibilidades de comunicación mutua. Sólo podremos escuchar comprensivamente si nos ponemos en condiciones de evitar la evaluación y de verificar una comunicación real, es decir, captar las actitudes e ideas del otro desde su punto de vista.
Ética para Amador nos muestra de manera didáctica y entretenida, pero por ello no menos importante, el uso y aplicación de la ética para quienes sentimos la necesidad de comunicarnos.

SÍNTESIS

Fernando Savater nos relata cómo le enseña a su hijo por medio de varios ejemplos a ser mejor persona, por medio de lo que nos conviene y lo que no. El ser humano es el único que comete el mismo error repetidamente y en este libro se marca la importancia de la ética por sobre todos los otros conocimientos diciendo que “uno no puede vivir sin conocer y diferenciar el bien y el mal; es algo imprescindible”. Así también plantea los cuestionamientos que lleva ese conocimiento: ¿Por qué lo que para unos resulta bueno, para otros es malo?; los seres humanos no están programados para hacer todos lo mismo, no como en el resto de la naturaleza donde cada ser cumple su función. Cada persona tiene puntos de vista diferentes sobre la vida y esto se debe a la libertad que cada uno tiene; por esto se distingue el hombre de los animales. No somos libres de elegir lo que nos pasa, sino para responder a ello y de allí que nazcan los motivos, que es la razón que se tiene o al menos se cree tener para hacer algo. Dentro de éstos, se encuentran las órdenes, las costumbres y los caprichos, en donde cada uno de estos motivos aparece bajo una circunstancia a la que respondes según sea la situación; este es el caso del capricho en donde lo que determines está inspirado por un antojo (fuerza interna), por otro lado, las órdenes y las costumbres tienen la particularidad de ser motivos externos (son impuestos).

Es así como surge el dilema, cuando te expones a una circunstancia en donde tu actuar no depende de las motivaciones relacionadas con órdenes, costumbres o caprichos y es aquí donde el concepto de libertad cobra sentido, la cual, según el autor, tiene que ver con la toma de decisión y de cómo esa toma de decisiones conlleva una reflexión desde donde saldrá la responsabilidad de decir “si” o “no”, preguntándote además, ¿Por qué hago esto?, ¿Por qué obedezco lo que me mandan?. En ocasiones los seres humanos desean cosas contradictorias que entran en conflicto unas con otras; es importante ser capaz de establecer prioridades y de imponer una jerarquía entre lo que se quiere más temprano que tarde y en el fondo lo que se desea en forma definitiva y cierta. Por otro lado, “hacer lo que queramos” significa plantearte todo desde ti mismo, desde el interior de tu voluntad, preguntarte a ti mismo; es interrogarse uno mismo sobre el uso de su libertad, la libertad misma y de qué consecuencias puede conllevar hacer lo que se quiere sin un pensar.

El hacer lo que verdaderamente nos hace bien no es lo que nos apetece en el momento si no que debemos discriminar en el largo plazo; cuando estamos obsesionados por las cosas materiales nos perdemos y no nos damos cuenta que lo que de verdad cuenta en esta vida es el factor humano para lograr la felicidad. Lo indispensable para darse "la buena vida" es sentirnos bien con nosotros mismos y con un otro.

El autor describe la imbecilidad éticamente, agregando que la forma de apartarse de esta característica es teniendo conciencia; dice además que los egoístas no son imbéciles y son los que quieren lo mejor para ellos mismos sin pensar en los demás, de allí nacen los remordimientos al estar descontentos con ellos mismos, es decir, hacen mal uso de su libertad. A la ética lo que le interesa es la vida humana, el saber que sólo entre dos hombres puede haber conversaciones, discusiones, etc.

Debemos dar buen ejemplo y debemos también tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros; si hacemos el mal a los demás nos lo hacemos también a nosotros mismos. Antes de hacer algo a alguien debemos ponernos en su lugar y ver cómo nos afectaría, debemos intentar amar a los seres humanos de modo de vivir una buena vida.

Se piensa en el sexo como una cosa obscena e inmoral pero debemos saber que no es así, que es algo natural y que no debemos tener pudor al hablar de ello; pero lo que los puritanos no saben es que el placer en el sexo, la sensualidad, es algo exclusivo de los humanos, los animales lo realizan sólo para procrear. Hay una gran diferencia entre el uso y el abuso del placer; si se abusa de un placer que es bueno, se puede convertir en algo no tan bueno si te conviertes dependiente de él.

Ética y política se relacionan, puesto que ambas se ocupan de querer hace lo correcto hacia los demás, o hacer lo correcto y bueno para la sociedad. «El objetivo de la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que cada cual pueda elegir lo que le conviene», de modo que una de las exigencias éticas es no desentenderse de la política. La diferencia fundamental entre ética y política es que mientras que a ésta le interesan sólo los resultados externos, independientemente de la «rectitud interior», a la ética le interesa más esta segunda. No se debe esperar de la política un directo mejoramiento moral de las personas.

Finalmente, el autor insta a vivir la vida a través de lo que creamos es o no correcto, según nuestra propia conciencia, decisiones, reflexiones y a entender la ética desde nuestra perspectiva intentando buscar una “buena vida humana”.

ANÁLISIS

A través de la obra de Savater, que bien puede ser aplicada como texto o trabajo de investigación en cualquier carrera universitaria o superior, nos presenta en una primera lectura un texto filosófico sencillo, si pensamos que fue dedicado a su hijo Amador, en ese momento de quince años de edad, es decir, en período de plena “adolescencia”, instancia tal vez oportuna para integrar en su persona lineamientos para su vida.

Ya en una segunda lectura y por supuesto más reflexiva, iba con el correr de los capítulos integrando de manera sutil términos y experiencias ya vividas por nosotros no sólo como estudiantes, sino en la vida misma y que gracias a la formación académica integral obtenida nos parece conocida y luego ya vivida.

La ética en el desarrollo de mi carrera y en mi propia existencia ha presentado un gran desafío, lograr simultáneamente el bien del que actúa, el bien de la sociedad y aportar al incremento y bienestar de los pacientes como al propio. La ética, como saber práctico, debe dirigir la acción humana, en este caso la acción científico-tecnológica hacia la consecución de este fin.

Nuestra carrera debe tener particular interés en la formación ética de los alumnos, futuros profesionales, ya que continuamente seremos sometidos a situaciones que reclamen una postura y opción ética que exige algo más que el ejercicio de una "ética espontánea o innata" que permanezca en hermosos razonamientos pero ausente de una práctica concreta. Para lograr una formación ética sólida y para un mejor ejercicio de mi profesión, sin duda, la ética debe estar contemplada en nuestra malla curricular, de tal forma que cruce no sólo verticalmente sino que transversalmente todos los niveles de formación, teniendo en consideración la necesaria actualización durante el desempeño laboral.

Son varias las corrientes éticas ofrecidas en nuestro entorno; es preciso entonces detenerse, y a la luz de la razón y de los ideales de personas que queremos ser, aprehender aquella ética que verdaderamente responda al bien de la persona que actúa, bien que es posible sólo al procurar el bien del otro en todo su ciclo vital y bajo todas las circunstancias, experiencia que vivimos el día a día en nuestro desarrollo universitario.

Pero el "bien del otro" es posible reconocerlo sólo si se conoce quién es la persona humana y para descubrir aquello tan esencial es preciso conocer al paciente, como ejercicio diario en la carrera, dedicarle el tiempo suficiente para llegar a conocer sus expectativas, hacerlo sentir que tiene a su lado una persona que dedicará tiempo en su tratamiento y mejoría; ello favorece una práctica más humana en el área de la salud.

Sólo luego de descubrir el saber ético como algo bueno y esencial en el desempeño profesional, que aporta calidad en la atención, respuesta a diversas expectativas personales y comunitarias, relaciones interpersonales satisfactorias, es que ponemos en marcha la intención y el deseo para alcanzar y vivir los valores e ideales éticos a los que se compromete la profesión. En otras palabras, al descubrir el atractivo del obrar ético, en cuanto perfecciona el ser, haciéndolo más feliz, resulta natural y espontáneo buscarlo, identificarlo y ejecutarlo.

A modo de experiencia personal relacionada con el contenido del libro, pese a que la visión actual de la política chilena está sucia y empobrecida, visión que compartía de manera generalizada antes de la lectura de este libro, ahora puedo decir con mayor propiedad, en base a lo expuesto entre política y ética durante el texto, que pese a existir aspectos y procederes erróneos en el ámbito de la política chilena no se debe juzgar a todos por igual ya que cada individuo involucrado posee valores y realiza actos distintos y, por ello, generalizar sería una falacia. Por eso, luego de realizar una fuerte introspección, he decidido votar en las próximas municipales, ya que antes no me planteaba la idea de ir a sufragar; además, así también hago uso real de mi libertad de expresión que antes no valoraba del todo. En vista de lo mencionado anteriormente, es necesario tener en consideración que existe la tendencia a detenerse, juzgar y reflexionar frente a situaciones de transgresión a la ética particularmente extremas que son evidenciadas generalmente a través de los medios de comunicación que, si bien ocurren cada día con mayor frecuencia, distraen la atención de las exigencias éticas cotidianas, que son de vital importancia para el fortalecimiento de las bases éticas personales y profesionales.

Por último, toda persona humana goza de una dignidad que le es intrínseca, la dignidad ontológica, independiente de factores circunstanciales como raza, estado de salud, posición social, nivel intelectual, entre otros, que obliga a los profesionales de la salud, sin exclusión, a tratarlos como seres humanos.

CONCLUSIÓN

Dentro del análisis de la obra, quise dar un aspecto general a la obra en cuestión, no aportando necesariamente o mayoritariamente con ejemplos de la vida diaria, ejemplos que darían para un ensayo más extenso, sino mostrar de forma particular el rol que jugamos dentro de la sociedad y como lo enfrentamos con altura de mira, aplicando naturalmente la esencia del libro presentado. La ética la aplicamos en el diario vivir, no sólo dentro de los estudios y luego en el ejercicio de la profesión, sino en la vida misma, formación proveniente del hogar como base de la formación, valga la redundancia, y luego como continuación en el área académica universitaria.

Los valores ético-morales constituyen un elemento de protección de los derechos del individuo; en enfermería estas bases protegen tanto a los pacientes como al enfermero(a). La ética gobierna la conducta, implica lo que es bueno y lo que es malo, lo que es una responsabilidad moral y una obligación; de allí que para lograr un desempeño exitoso como profesional de enfermería nos comprometemos a tener un perfil ético-moral.

Debemos ser conocedores de los fundamentos de la ética y aplicarlos en la actividad diaria para así lograr cumplir con un liderazgo como profesional y estar en concordancia con nuestros compañeros de trabajo, ya que de todos depende nuestro profesionalismo. 

La práctica de los valores éticos y morales significa para nosotros y los demás profesionales del área de la salud no solo procurar la perfección en cada acto técnico de calidad en beneficio del paciente sino también en cada intervención actuar con la máxima humanidad posible transmitiendo amor sincero, alegría, empatía y compromiso hacia nuestros pacientes. De este modo, la ética y la moral influyen en el proceso creado para controlar, manejar, planificar, diagnosticar, organizar principios de autoridad y responsabilidad para comprender la autonomía del paciente que se encuentra a nuestro cargo. Uno de los valores éticos importantes en enfermería es la comunicación y el respeto como elementos que permiten el correcto desempeño de la profesión.

Así mismo, pongo énfasis en el rol del profesional de enfermería en la utilización y desempeño dentro del ámbito de la profesión tomando en cuenta los valores y principios éticos y bioéticos para prestar un mejor servicio al paciente.