ENSAYO: SÍNTESIS Y ANÁLISIS DEL LIBRO "ÉTICA PARA AMADOR" DE FERNANDO SAVATER
La comunicación
entre las personas es un instrumento que sirve para favorecer la relación entre
ellas; en el caso de la relación paciente-enfermero(a) es una herramienta
básica, sobre todo en los cuidados paliativos. Pero como todas las herramientas
tienen unas instrucciones de manejo: ¿estamos seguros de saber manejar los
instrumentos que utilizamos?, ¿sabemos sacarles el máximo partido?
En la Teoría de la
Comunicación Humana para demostrar que, además de la intuición que permite el
bien hacer, en la comunicación hay un modo de hacer que se aprende y se mejora,
que ayuda a prevenir situaciones desapacibles y que contribuye a aumentar la
calidad de la relación entre las personas; la principal barrera que se opone a
la comunicación interpersonal es nuestra tendencia espontánea a juzgar,
evaluar, aprobar o reprobar las afirmaciones de la otra persona o del otro
grupo. Esta necesidad de regular la convivencia hace que esté presente la
ética, que por definición es el conjunto de normas morales que rigen la conducta
humana, conducta que supone la libertad del individuo como principal
herramienta en su desarrollo como persona. Sólo de esta manera, la ética es el
elemento cierto para fijar directrices desde el momento que el Ser Humano tiene
la capacidad de elegir.
Si bien la tendencia a hacer evaluaciones es común en
cualquier interacción verbal, ésta se ve muy favorecida por las situaciones que
entrañan un compromiso emocional; por esa razón, cuanto más intensos sean
nuestros sentimientos, más se reducen las posibilidades de comunicación mutua.
Sólo podremos escuchar comprensivamente si nos ponemos en condiciones de evitar
la evaluación y de verificar una comunicación real, es decir, captar las
actitudes e ideas del otro desde su punto de vista.
Ética para
Amador nos muestra de manera didáctica y entretenida, pero por ello no menos
importante, el uso y aplicación de la ética para quienes sentimos la necesidad
de comunicarnos.
Fernando Savater
nos relata cómo le enseña a su hijo por medio de varios ejemplos a ser mejor
persona, por medio de lo que nos conviene y lo que no. El ser humano es el
único que comete el mismo error repetidamente y en este libro se marca la
importancia de la ética por sobre todos los otros conocimientos diciendo que
“uno no puede vivir sin conocer y diferenciar el bien y el mal; es algo
imprescindible”. Así también plantea los cuestionamientos que lleva ese
conocimiento: ¿Por qué lo que para unos resulta bueno, para otros es malo?; los
seres humanos no están programados para hacer todos lo mismo, no como en el
resto de la naturaleza donde cada ser cumple su función. Cada persona tiene
puntos de vista diferentes sobre la vida y esto se debe a la libertad que cada
uno tiene; por esto se distingue el hombre de los animales. No somos libres de
elegir lo que nos pasa, sino para responder a ello y de allí que nazcan los
motivos, que es la razón que se tiene o al menos se cree tener para hacer algo.
Dentro de éstos, se encuentran las órdenes, las costumbres y los caprichos, en
donde cada uno de estos motivos aparece bajo una circunstancia a la que
respondes según sea la situación; este es el caso del capricho en donde lo que
determines está inspirado por un antojo (fuerza interna), por otro lado, las
órdenes y las costumbres tienen la particularidad de ser motivos externos (son
impuestos).
Es así como
surge el dilema, cuando te expones a una circunstancia en donde tu actuar no
depende de las motivaciones relacionadas con órdenes, costumbres o caprichos y
es aquí donde el concepto de libertad cobra sentido, la cual, según el autor,
tiene que ver con la toma de decisión y de cómo esa toma de decisiones conlleva
una reflexión desde donde saldrá la responsabilidad de decir “si” o “no”,
preguntándote además, ¿Por qué hago esto?, ¿Por qué obedezco lo que me mandan?.
En ocasiones los seres humanos desean cosas contradictorias que entran en
conflicto unas con otras; es importante ser capaz de establecer prioridades y
de imponer una jerarquía entre lo que se quiere más temprano que tarde y en el
fondo lo que se desea en forma definitiva y cierta. Por otro lado, “hacer lo
que queramos” significa plantearte todo desde ti mismo, desde el interior de tu
voluntad, preguntarte a ti mismo; es interrogarse uno mismo sobre el uso de su
libertad, la libertad misma y de qué consecuencias puede conllevar hacer
lo que se quiere sin un pensar.
El hacer lo que
verdaderamente nos hace bien no es lo que nos apetece en el momento si no que
debemos discriminar en el largo plazo; cuando estamos obsesionados por las
cosas materiales nos perdemos y no nos damos cuenta que lo que de verdad
cuenta en esta vida es el factor humano para lograr la felicidad. Lo
indispensable para darse "la buena vida" es sentirnos bien con
nosotros mismos y con un otro.
El autor
describe la imbecilidad éticamente, agregando que la forma de apartarse de esta
característica es teniendo conciencia; dice además que los egoístas no son
imbéciles y son los que quieren lo mejor para ellos mismos sin pensar en los
demás, de allí nacen los remordimientos al estar descontentos con ellos mismos,
es decir, hacen mal uso de su libertad. A la ética lo que le interesa es la
vida humana, el saber que sólo entre dos hombres puede haber conversaciones,
discusiones, etc.
Debemos dar buen
ejemplo y debemos también tratar a los demás como queremos que nos traten a
nosotros; si hacemos el mal a los demás nos lo hacemos también a nosotros
mismos. Antes de hacer algo a alguien debemos ponernos en su lugar y ver cómo
nos afectaría, debemos intentar amar a los seres humanos de modo de vivir una
buena vida.
Se piensa en el
sexo como una cosa obscena e inmoral pero debemos saber que no es así, que es
algo natural y que no debemos tener pudor al hablar de ello; pero lo que los
puritanos no saben es que el placer en el sexo, la sensualidad, es algo
exclusivo de los humanos, los animales lo realizan sólo para procrear. Hay una
gran diferencia entre el uso y el abuso del placer; si se abusa de
un placer que es bueno, se puede convertir en algo no tan bueno si te
conviertes dependiente de él.
Ética y política
se relacionan, puesto que ambas se ocupan de querer hace lo correcto hacia los
demás, o hacer lo correcto y bueno para la sociedad. «El objetivo de la
política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que
cada cual pueda elegir lo que le conviene», de modo que una de las exigencias
éticas es no desentenderse de la política. La diferencia fundamental entre
ética y política es que mientras que a ésta le interesan sólo los resultados
externos, independientemente de la «rectitud interior», a la ética le interesa
más esta segunda. No se debe esperar de la política un directo mejoramiento
moral de las personas.
Finalmente, el
autor insta a vivir la vida a través de lo que creamos es o no correcto, según
nuestra propia conciencia, decisiones, reflexiones y a entender la ética desde
nuestra perspectiva intentando buscar una “buena vida humana”.
A través de la
obra de Savater, que bien puede ser aplicada como texto o trabajo de
investigación en cualquier carrera universitaria o superior, nos presenta en
una primera lectura un texto filosófico sencillo, si pensamos que fue dedicado
a su hijo Amador, en ese momento de quince años de edad, es decir, en período
de plena “adolescencia”, instancia tal vez oportuna para integrar en su persona
lineamientos para su vida.
Ya en una
segunda lectura y por supuesto más reflexiva, iba con el correr de los capítulos
integrando de manera sutil términos y experiencias ya vividas por nosotros no
sólo como estudiantes, sino en la vida misma y que gracias a la formación
académica integral obtenida nos parece conocida y luego ya vivida.
La ética en el
desarrollo de mi carrera y en mi propia existencia ha presentado un gran
desafío, lograr simultáneamente el bien del que actúa, el bien de la sociedad y
aportar al incremento y bienestar de los pacientes como al propio. La ética,
como saber práctico, debe dirigir la acción humana, en este caso la acción
científico-tecnológica hacia la consecución de este fin.
Nuestra carrera
debe tener particular interés en la formación ética de los alumnos, futuros
profesionales, ya que continuamente seremos sometidos a situaciones que
reclamen una postura y opción ética que exige algo más que el ejercicio de una
"ética espontánea o innata" que permanezca en hermosos razonamientos
pero ausente de una práctica concreta. Para lograr una formación ética sólida y
para un mejor ejercicio de mi profesión, sin duda, la ética debe estar
contemplada en nuestra malla curricular, de tal forma que cruce no sólo
verticalmente sino que transversalmente todos los niveles de formación,
teniendo en consideración la necesaria actualización durante el desempeño
laboral.
Son varias las
corrientes éticas ofrecidas en nuestro entorno; es preciso entonces detenerse,
y a la luz de la razón y de los ideales de personas que queremos ser,
aprehender aquella ética que verdaderamente responda al bien de la persona que
actúa, bien que es posible sólo al procurar el bien del otro en todo su ciclo
vital y bajo todas las circunstancias, experiencia que vivimos el día a día en
nuestro desarrollo universitario.
Pero el
"bien del otro" es posible reconocerlo sólo si se conoce quién es la
persona humana y para descubrir aquello tan esencial es preciso conocer al
paciente, como ejercicio diario en la carrera, dedicarle el tiempo suficiente
para llegar a conocer sus expectativas, hacerlo sentir que tiene a su lado una
persona que dedicará tiempo en su tratamiento y mejoría; ello favorece una
práctica más humana en el área de la salud.
Sólo luego de
descubrir el saber ético como algo bueno y esencial en el desempeño
profesional, que aporta calidad en la atención, respuesta a diversas
expectativas personales y comunitarias, relaciones interpersonales
satisfactorias, es que ponemos en marcha la intención y el deseo para alcanzar
y vivir los valores e ideales éticos a los que se compromete la profesión. En
otras palabras, al descubrir el atractivo del obrar ético, en cuanto
perfecciona el ser, haciéndolo más feliz, resulta natural y espontáneo
buscarlo, identificarlo y ejecutarlo.
A modo de
experiencia personal relacionada con el contenido del libro, pese a que la
visión actual de la política chilena está sucia y empobrecida, visión que
compartía de manera generalizada antes de la lectura de este libro, ahora puedo
decir con mayor propiedad, en base a lo expuesto entre política y ética durante
el texto, que pese a existir aspectos y procederes erróneos en el ámbito de la
política chilena no se debe juzgar a todos por igual ya que cada individuo
involucrado posee valores y realiza actos distintos y, por ello, generalizar
sería una falacia. Por eso, luego de realizar una fuerte introspección, he
decidido votar en las próximas municipales, ya que antes no me planteaba la
idea de ir a sufragar; además, así también hago uso real de mi libertad de
expresión que antes no valoraba del todo. En vista de lo mencionado
anteriormente, es necesario tener en consideración que existe la tendencia a
detenerse, juzgar y reflexionar frente a situaciones de transgresión a la ética
particularmente extremas que son evidenciadas generalmente a través de los
medios de comunicación que, si bien ocurren cada día con mayor frecuencia,
distraen la atención de las exigencias éticas cotidianas, que son de vital
importancia para el fortalecimiento de las bases éticas personales y
profesionales.
Por último, toda
persona humana goza de una dignidad que le es intrínseca, la dignidad
ontológica, independiente de factores circunstanciales como raza, estado de
salud, posición social, nivel intelectual, entre otros, que obliga a los
profesionales de la salud, sin exclusión, a tratarlos como seres humanos.
Dentro del
análisis de la obra, quise dar un aspecto general a la obra en cuestión, no
aportando necesariamente o mayoritariamente con ejemplos de la vida diaria,
ejemplos que darían para un ensayo más extenso, sino mostrar de forma
particular el rol que jugamos dentro de la sociedad y como lo enfrentamos con
altura de mira, aplicando naturalmente la esencia del libro presentado. La
ética la aplicamos en el diario vivir, no sólo dentro de los estudios y luego
en el ejercicio de la profesión, sino en la vida misma, formación proveniente
del hogar como base de la formación, valga la redundancia, y luego como
continuación en el área académica universitaria.
Los valores
ético-morales constituyen un elemento de protección de los derechos del
individuo; en enfermería estas bases protegen tanto a los pacientes como al
enfermero(a). La ética gobierna la conducta, implica lo que es bueno y lo que
es malo, lo que es una responsabilidad moral y una obligación; de allí que para
lograr un desempeño exitoso como profesional de enfermería nos comprometemos a
tener un perfil ético-moral.
Debemos ser
conocedores de los fundamentos de la ética y aplicarlos en la actividad diaria
para así lograr cumplir con un liderazgo como profesional y estar en
concordancia con nuestros compañeros de trabajo, ya que de todos depende
nuestro profesionalismo.
La práctica de
los valores éticos y morales significa para nosotros y los demás profesionales
del área de la salud no solo procurar la perfección en cada acto técnico de
calidad en beneficio del paciente sino también en cada intervención actuar con
la máxima humanidad posible transmitiendo amor sincero, alegría, empatía y
compromiso hacia nuestros pacientes. De este modo, la ética y la moral influyen
en el proceso creado para controlar, manejar, planificar, diagnosticar,
organizar principios de autoridad y responsabilidad para comprender la
autonomía del paciente que se encuentra a nuestro cargo. Uno de los valores
éticos importantes en enfermería es la comunicación y el respeto como elementos
que permiten el correcto desempeño de la profesión.
Así mismo, pongo
énfasis en el rol del profesional de enfermería en la utilización y desempeño
dentro del ámbito de la profesión tomando en cuenta los valores y principios
éticos y bioéticos para prestar un mejor servicio al paciente.